La piel del rostro es más fina que la de nuestro cuerpo, por este motivo requiere de un cuidado específico. Debemos cuidarla de los factores externos como la polución, radicales libres y la radiación solar.
Por este motivo, es fundamental la limpieza diaria del rostro, ya que ayuda a eliminar las células muertas y restos de polución que obstruyen los poros. Además de mantener el equilibrio de la piel, debemos hidratar y nutrirla para estimular la regeneración celular.
Una piel deshidratada puede sufrir sensibilidad, irritación y hasta causar afecciones. Incluir una crema hidratante es un paso esencial en la rutina de cuidado de la piel, ya que ayuda a mantener los niveles de agua y prevenir el envejecimiento prematuro.
Todas las rutinas de cuidado deben finalizar con un protector solar para proteger la piel. Los fotoprotectores deben ser seguros y proteger frente a los efectos de la radiación UV tanto a corto como a largo plazo, para prevenir el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel.